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Written by 6:57 PM OPINIÓN

La Unidad

unidad
“La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres, sino
inexorable decreto del destino”.
Simón Bolívar

Soy un convencido de eso. La unidad, aquello que resulta tan fácil cuando amenaza el espanto, el terror, la persecución, que reaparece en los momentos más difíciles de nuestra militancia con una amplitud sorprendente, que nos lleva a fraternizar en el marco de una diversidad poderosa, que se vuelve inentendible muchas veces por el variopinto de protagonistas. La unidad, esa que se muestra tan difícil cuando estamos cómodos, tan mezquina cuando se vislumbra un poco el horizonte, tan sectaria como oportuna, tan imposible cuando la realidad ya no duele tanto. La unidad, aquella que fue, es y será siempre la garantía de todas las victorias, la herramienta más valiosa de los pueblos.

Pero nuestra América Latina no sólo mama del gran Libertador Simón Bolívar el legado. Sin irnos tan lejos y en la historia más reciente, “¡Unidad, lucha, batalla y victoria”, clamó con fervor el Comandante Chávez un millar de veces, por ejemplo. Con estos antecedentes se vuelve imposible negar que nuestra cultura tiene esa concepción ineludible en sus raíces y que hoy nos enfrenta a esa posibilidad concreta
donde estar unidos tiene que dejar de ser una consigna de las trabajadoras y los trabajadores para convertirse en una decisión, en un paso cualitativo y cuantitativo de las Centrales sindicales y de los movimientos sociales, en una realidad. Tenemos que ser capaces de interpretar y traducir en fuerza esa unión que ya existe de manera natural entre las compañeras y compañeros en cada lugar de trabajo.

La unidad, esa que se muestra tan difícil cuando estamos cómodos, tan mezquina cuando se vislumbra un poco el horizonte, tan sectaria como oportuna, tan imposible cuando la realidad ya no duele tanto. La unidad, aquella que fue, es y será siempre la garantía de todas las victorias, la herramienta más valiosa de los pueblos.

Sin embargo, creo que falta tiempo para que eso se concrete. La coyuntura actual no suma y, desde hace un tiempo hasta ahora, se da una situación que se presenta como una constante en los países que pasan de gobiernos de derecha, neoliberales, a gobiernos del campo popular. Un desafío que nosotros y nosotras tenemos que poner en debate de por qué se da de ese modo.

Durante el macrismo pudimos convocar con alegría a cientos de miles de personas y movilizarnos en incontables manifestaciones a lo largo y ancho del país exponiendo fotos de la más amplia unidad (la cual hasta era sorprendente cuando nos veían a Yasky y a mí juntos). Entendimos el momento histórico y supimos ver que sólo de esa manera, caminando a la par de compañeras y compañeros de distintos espacios como Pablo Moyano, Sergio Palazzo, Daniel Yofra, el “Pollo” Sobrero podíamos ir contra las políticas macristas de ajuste y de persecución a luchadores y luchadoras sociales.

Con mucho esfuerzo y sacrificio construimos una muy fuerte unidad de acción que titulaban como modelo en los grandes diarios del continente y que las Centrales del mundo saludaban y aplaudían, una unidad que nos llegó a parar el país en varias oportunidades logrando que no se sigan atropellando derechos o ajustandomo pretendían hacerlo con la reforma laboral. Pero también, esa demostración de fuerza en la calle impidió que se encarcelen a compañeros como Pablo Moyano o la propia Cristina Fernández, ambos perseguidos en el marco de causas que luego fueron sobreseídas. Detuvimos ese dominio de la derecha con la unidad de acción, la cual no sólo suma, sino que potencia y lleva a que las trabajadoras y trabajadores se sienten más protegidos, con más garantías a la hora de pelear salarios, condiciones laborales, o de aquellas que hacen a la vida de las trabajadoras, trabajadores y el pueblo en general.

Sin embargo, luego llegó un gobierno del campo nacional y popular (no digo que sea un gobierno del sueño libertario pero sí mucho mejor que el que teníamos) y, en ese contexto, nuevamente nos dispersamos todos y todas, comenzamos a jugar el “Don Pirulero” donde cada cual atiende su juego, reafirmando, una vez más, las individualidades por encima de lo colectivo.

Por este motivo sostengo que es un tema que tenemos que identificar ya que de eso depende que podamos saldar esa contradicción de que cuando estamos en resistencia estamos unidos, y cuando estamos en ofensiva nos separamos. Si no resolvemos eso corremos el riesgo de que vuelva a ocurrir lo que ya nos pasó en la región en varias oportunidades: tuvimos gobiernos nacionales y populares y delegamos en ellos como la vanguardia de la construcción de poder de los pueblos.

Cuál fue el resultado: nos fue mal, terminamos derrotados por la derecha, no sólo en las urnas, sino como en el caso de Bolivia con un golpe de Estado. Si nosotros y nosotras no construimos poder en los trabajadores y trabajadoras corren riesgos nuestras democracias, las cuales en este tiempo son endebles y requieren de una fortaleza de responsabilidad.

Si bien creo que este es el principal motivo por el cual predomina la desunión, es necesario remarcar que hoy tenemos la posibilidad de pasar a la ofensiva y poder construir un soporte, una pata que se construya desde la objetividad y para el pueblo que sea capaz de indicarle a este gobierno qué es lo que está haciendo mal. De lo contrario, le vamos a seguir dejando el lugar a la clase media, media alta, a la derecha antipatria, envalentonada, que se moviliza en las calles y las fechas que son nuestras con un relato perverso construido desde la mentira, desde una alucinación de conspiración mundial y que presiona hasta hacer revertir medidas anunciadas a favor del pueblo. Un claro ejemplo es el de Vicentin, donde todas y todos los dirigentes del campo popular quedamos mirando por televisión, recibiendo un terrible golpe ante la impotencia de no poder decirle en la cara, “no señor Presidente, se equivoca, no es verdad que el pueblo está en desacuerdo”. O el caso del Impuesto a las Grandes Fortunas, que se anunció como una propuesta superadora para paliar la crisis pero hasta ahora, ni novedades. Sin embargo, si la clase trabajadora hubiese tenido la capacidad suficiente, en unidad, para salir a respaldar estas dos medidas populares, otro hubiese sido el cantar. Somos así, un grupo disperso, con una incidencia limitada.

Tenemos que consolidar una fuerza como un paso fundamental que pueda ser contundente a la hora de rechazar cualquier reforma laboral en curso, que exija paritarias libres y sin techo, que presione para que se convoque de manera urgente al Consejo del Salario y ser en ese espacio donde se reclame de manera categórica el hecho de que tanto el SMVM como las jubilaciones están por debajo de la línea de indigencia siendo que tendrían que estar por encima de la línea de pobreza, que luche para que se estaticen las empresas de energía, las empresas gasíferas, que fortalezca la pelea para que se recuperen las tierras para la agricultura familiar, para que no se pague la deuda externa y se inicie una seria investigación, que tenga un plan estratégico reivindicativo de las trabajadoras y trabajadores de nuestro país para que no siga creciendo la pobreza, para que en el país del pan no falte la comida, para que nuestros pibes y pibas no se mueran de hambre.

Sabemos que es un camino sinuoso, pero tenemos que convencernos de que, necesitamos construir fuerza, unidad, no sólo de acción, sino que debemos pensar en que es necesario que se comience a gestar, paralelamente, una unidad orgánica de la clase trabajadora.

Tenemos que ser capaces de madurar, de escuchar y volver a ser “LA CTA” que unifique a las tres Centrales que somos ahora y que, a su vez, sea capaz de convocar a gremios, juntas internas, movimientos sociales que hoy no se sienten identificados con ninguna Central. Esa unificación tiene que sumar como aporte a una unidad más general.

No tengo dudas que esto puede ser posible, pero primero debe ser a través de las y los dirigentes. Construir poder está totalmente relacionado, inclusive, con lograr la felicidad de nuestro pueblo. Creo que tenemos que animarnos a soñar porque cuanto más amplia y férrea sea la unidad, más pronto será el momento en el que las trabajadoras y trabajadores conduzcamos un proceso de transformación, quienes seamos los artífices de convertir las consignas en realidad.

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Es un sindicalista y político argentino, fue Secretario General de la Central de Trabajadores de la Argentina desde el año 2010 hasta el año 2018. En el 2014 fue reelegido por el 90 por ciento de los votos. Actualmente es Secretario General de la CTA Autónoma.

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Etiquetas: , , , , , Last modified: 15 enero, 2021
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