Ya hemos hablado otras veces sobre los creciente peligros que representa la Inteligencia Artificial para la raza humana. Incluso que detrás del concepto de «Singularidad» se esconde una idea de superación de la raza humana, al punto de que muchas de las cosas que sucedan o desarrolle la capacidad de procesamiento computacional que alcance la tecnología en unos pocos años, serán incomprensibles para la mente humana. En este sentido el excéntrico Elon Musk compró hace algunos años la empresa «Neuralink» y desde ella ha estado haciendo un desarrollo orientado a fusionar nuestro cerebro con la tecnología.
La principal tesis que anima esta idea es la necesidad de «asociarnos» a la tecnología para no quedar afuera de ese desarrollo «La Inteligencia Artificial es sólo inteligencia digital. Y a medida que los algoritmos y el hardware mejoren, la inteligencia digital superará la inteligencia biológica por un amplio margen, eso es obvio», ha dicho Elon Kusk. Los especialistas en evolución sostienen que cada uno de los tres cerebros se fueron acoplando uno sobre el otro: el reptiliano – encargado de la subsistencia y supervivencia -, el límbico – asociado a las emociones – y el neocórtex – a cargo de las funciones más complejas-. En esta teoría el nuevo cerebro podría aprovechar todos los beneficios de la inteligencia colectiva y la capacidad de procesamiento de la Inteligencia Artificial. Algo así como transformarnos en super hombres, la actual teoría del transhumanismo.
Elon Musk compró hace algunos años la empresa «Neuralink» y desde ella ha estado haciendo un desarrollo orientado a fusionar nuestro cerebro con la tecnología.
El desafío que Elon Musk ha impuesto a sus casi cien ingenieros es la creación de un interfaz cerebro computadora implantable. Esto permitiría también «Guardar» el contenido de un cerebro y volver a hacer una copia perfecta del mismo en una de las tantas tesis de inmortalidad que pululan en Silicon Valley. En el corto plazo apuntan a poder curar enfermedades neurológicas – como el Alzheimer – o investigar sobre condiciones específicas como el autismo.
Los especialistas en evolución sostienen que cada uno de los tres cerebros se fueron acoplando uno sobre el otro: el reptiliano – encargado de la subsistencia y supervivencia -, el límbico – asociado a las emociones – y el neocórtex – a cargo de las funciones más complejas-.
La base de esta tecnología ya existe y fue desarrollada en el 2015 por un grupo de científicos de Harvard que consiguieron desarrollar una malla con un grupo de electrodos destinados a estimular el cerebro en lugares precisos. «Con el tiempo, creo que veremos una convergencia entre la inteligencia biológica y la digital», ha dicho Musk en algo que parece ciencia ficción, pero que está más cerca de lo que pensamos.
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