El presidente francés Emmanuel Macron intenta cumplir una de sus promesas de campaña y avanzar hacia un sistema previsional unificado. Básicamente la idea de la reforma jubilatoria de Macron es eliminar los 42 regímenes especiales que existen en el sistema previsional francés y que otorgan beneficios jubilatorios a determinadas profesiones por sobre las otras. La idea de abrir la discusión sobre este tema tiene a los sindicatos en pie de lucha y estos días han tenido alto acatamiento. Más allá de los regímenes especiales el temor de la guardia sindical es que Macron cambie también la edad jubilatoria, estipulada hoy en 62 años.
Los sistemas previsionales del mundo se encuentran en creciente crisis a nivel mundial. Resulta que el cambio de condiciones demográficas: la mejoría de la expectativa de vida y la baja de la natalidad ponen en jaque un sistema que se implantó mundialmente a comienzos y mediados del siglo pasado y que fue decisivo para conformar el Estado de Bienestar. El gasto de los sistemas previsionales ha superado el 50 por ciento del gasto estatal total en muchos países y pone en jaque la capacidad del estado de dar otras prestaciones o garantizar otros derechos, al menos mientras no se encuentren – como en el caso Noruego – nuevas fuentes de financiamiento. Por otro lado los regímenes especiales también están en cuestionamiento debido a que otorgan a determinadas ramas laborales – muchas veces vinculados a empleos estatales – más derechos de cotización que a otras profesiones. Por ejemplo, la jubilación de jueces, diplomáticos o maestros en general es mayor que la de los trabajadores autónomos. Esto guarda cierta relación con los aportes realizados, aunque no se ajustan exactamente en esas proporciones.
El gasto de los sistemas previsionales ha superado el 50 por ciento del gasto estatal total en muchos países y pone en jaque la capacidad del estado de dar otras prestaciones o garantizar otros derechos, al menos mientras no se encuentren – como en el caso Noruego – nuevas fuentes de financiamiento.
En definitiva la reforma jubilatoria de Macrón ha despertado una feroz oposición en los sindicatos y en los jubilados. Buena parte de la justicia considera estos regímenes como derechos adquiridos e intocables. Hay quiénes ven también la necesidad de avanzar hacia un nuevo sistema, más justo y equitativo que se identifica con la renta o el ingreso básico común. Es probable que la tensión social crezca en los próximos días. Habrá que ver hasta qué punto la muñeca política del presidente francés es capaz de capear este otro temporal sin que se repitan las masivas manifestaciones de los chalecos amarillos que pusieron en jaque la continuidad de su gobierno hace algunos meses.
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